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Natalia Ginzburg: Léxico familiar

Supongo que una de las razones para la fascinación que provoca Léxico familiar es que sea tan italiana y tan universal al mismo tiempo. De la misma manera que uno traduce las descripciones literarias a escenas de película y se las imagina protagonizadas por Marcello Mastroiani, Vitorio Gassman, Lollobrigida, Massina, etc… y se imagina el tono, los gestos, el idioma melodioso; conmueve a la vez por identificación directa con el propio léxico familiar del lector. Frases repetidas mil veces por nuestros padres, historias, palabras, expresiones… ese universo familiar que nos fue formando y con el que formamos a nuestros hijos y ellos a sus hijos y sus hijos a los suyos. El verbo que nos hace y también construye nuestra nostalgia.
Pero además este libro hermoso por tantas cosas es la microhistoria que explica la Historia. No extraña que uno de los hijos de Natalia, Carlo, sea exponente de esta teoría que busca en lo particular el acceso a lo general. La persecución fascista y nazi a los judíos en Italia descrita como de pasada, de manera ingenua casi, como quien narra un temporal… devastador sí, pero que no impide seguir reconstruyendo las peripecias familiares, terribles y durísimas, tristes también porque conforman la vida propia que finalmente se escapa con el tiempo. «Qué bien se estaba en el confinamiento» dice su hermano Alberto… y Natalia parece comprenderle.
Luego están los otros «léxicos familiares» particulares de sus hermanos y de los amigos, de Pavese, de Balbo, de Olivetti, de la vida en la editorial… contado con la sencillez maestra de quien sabe que en la simpleza reside lo más complejo de lograr: un puñado de verdades que resistirán el paso de los años.

Carlos Granés y el puño invisible del arte en los medios

Hirst

Una de las obras de Demien Hirst. Image by JoetheLion via Flickr

Al antropólogo colombiano Carlos Granés Maya le ha caído el Premio internacional de ensayo Isabel Polanco por su obra El puño invisible. Arte, revolución y un siglo de cambios culturales.

De todo lo muy interesante aunque no muy nuevo que dice este joven profesor en la entrevista hay una parte, casi al final, que es reveladora.

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Para los que creen que las imágenes son trozos de la realidad o el misterio del hombre sin cabeza


Cuando veo estas cosas me imagino cuando se empezó a usar la fotografía como prueba. Todavía se utiliza en juicios y sobre todo en
periodismo.
Pero me encanta descubrir cómo siempre hay ejemplos para eso de que «las cosas no siempre son lo que parecen». Creo que esa frase, tan manida por otra parte, debería grabarse a cincel y iPhone en los corazones de los periodistas, y de los jueces, y de los policías, y de los hombres…

Corrupción, terrorismo y titulares informativos

Erre que erre. Sigo con lo mío.

Un titular como el que comentábamos ayer tiene un grave problema semántico (si es que los problemas pueden ser de ese tipo). Y es un error que se da mucho en periodismo así que me parece un buen ejemplo para el estudio.

Todo se entiende mejor, como casi siempre, cuando acudimos a la fuente primigenia.

¿Cómo era exactamente la pregunta del barómetro del CIS? Textualmente así (p.8):

Pregunta 7
¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero?

Por contra, el titular en cuestión (recordemos, en portada ayer del periódico: «Los políticos preocupan más que el terrorismo…») hablaba de preocupación y no de problema.

Preocupación aquí es un estado de ánimo y problema es nombre dado a una cosa o a una situación concreta. Sin entrar en definiciones académicas, prefiero poner un ejemplo creo que claro.

Supongamos que tengo un problema con una plaga de ratas en mi vivienda. Tengo otros obviamente pero este es un problemón y me preocupa porque además las pécoras han atacado a miembros de mi familia, incluidos niños. Llamo a un desratizador y me libra de ellas. Respiro, aliviado, y me pongo con el resto de mis, ahora sí, preocupaciones. Descubro que la criada que limpia en casa me está sisando. Monto en cólera y si me preguntan: ¿cuál es tu principal problema actual? Diré por supuesto que mi chacha; pero si me dicen que entonces me preocupan más los latrocinios de la doncella que el hecho de que mis hijos sean mordidos por ratas, diré que nones, porque eso no es así.

Repetimos:

El País 4 del 11 de 2009

«Los políticos preocupan más que el terrorismo…»

En este titular se deslizan ambigüedades que no deberían darse en un periódico y en un tema tan serio.

Primero, es una encuesta, segundo, es una interpretación de una encuesta, tercero, tiene un fuerte componente coyuntural.

Luego están las intenciones. Y ahí sí que me la juego. ¿Qué intención tuvo el portadista para elegir esa comparación tan forzada? ¿Por demagogia? ¿Para vender más? ¿Por sensacionalismo? ¿Fue un despiste? ¿Nadie se paró a pensar? Ah… como decía la copla, misterios del cuelpo humano, en los que yo no me voy a meter hoy.

Sólo quería demostrar aquí que el lenguaje debe usarse en periodismo como pieza de un mecanismo de marca cara: de esos en los que sólo valen los repuestos originales.

El periodista es el único animal que tropieza dos(?) veces…

Si ayer hablábamos de la necesidad que tenemos los periodistas de buscar la fuente (las comillas) sin importarnos la majadería que venga dentro, hoy la providencia nos proporciona un ejemplo ni que pintado. Sobre todo porque tiene a casi los mismos protagonistas: Michael Jackson, The Sun y todos los demás.

theSunMichaelJ
¡No escarmentamos pardiez!

Un ejemplo (hay muchos más)
Michael Jackson tiene un cuarto hijo secreto
Las especulaciones respecto a la posibilidad de que Michael Jackson tenga un hijo secreto han conmocionado a medio mundo.  Según el periódico británico ‘The Sun’…

Estos quieren disimular:
Más carnaza sobre Michael Jackson: ‘The Sun’ le atribuye un cuarto hijo

O sea que hace un mes nos dimos un morrazo importante con la misma fuente y el mismo tema y no importa. Y lo peor, creo yo, no es que no aprendamos, es que da igual.

Los medios tienden a contar las cosas que creen que les van a dar visitas, carnaza como dice el otro, olvidando (uy qué olvido más tonto) la parte de la credibilidad y veracidad, esas tonterías que sólo importan a los idealistas. Lo malo es que luego nos quejamos de lo mal que quedamos en las encuestas de opinión.