Archivo de la categoría: Digresiones

Tantos pechos de Femen al aire para esto

Viene una Femen, se quita el top y se queda en less, pone cara de guerrera aunque es mujer florero (por los gladiolos en la cabeza digo), enseña a España que vienen a revolucionarlo todo, a rasgarse todas las vestiduras (que se den por jodidos dice), se planta y se empodera (dice ella eso)  y todo ¿para qué?

¡Para que al final toda la baba machista se cuele por las grietas milenarias de la culture! Cómo es posible, santa Madonna, que ella, la misma Lara Alcázar, entone el «mi mamá me mima» sin dudar un instante: y había un padre, no es que esté desaparecido ni nada.

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El tufillo

No necesito dejar aquí las palabras huecas de la RAE. Todos sabemos lo que es el tufillo. Ese aroma casi imperceptible, que no sabemos muy bien de dónde viene ni a dónde va… unas moléculas levemente agresivas que impregnan nuestra pituitaria sin que podamos hacer nada para restregárnoslas y sacárnoslas de ahí adentro. El tufillo llega sin que nos demos cuenta y puede salir de cualquier parte, incluso de un artículo de periódico aparentemente inodoro.

Por ejemplo, de este

Muere una mujer al caer de la ventana que limpiaba

Es un suceso. Pero hasta en los sucesos huele. Porque cuando alguien se relaja, cuando alguien sin querer se deja escapar, la inmundicia sale. Y produce ese tufillo incómodo en la lectura. Es el perfume acre del «qué me quiere decir este que no me dice pero que me deja un rastro de rata muerta, como a los perros entrenados para cobrar la pieza del amo que espera siempre con la escopeta a salvo y orgulloso».

Y ese perro soy yo y somos todos los lectores de «Muere una mujer al caer de la ventana que limpiaba». Todos agarrados por la correa del periodista que nos deja el tufillo para que olisqueemos la podrida carne que está ahí esperando. Y nos azuza, nos excita las papilas, nos chasquea la lengua, nos anima con exclamaciones guturales… Hasta que llegamos y mordemos babeando, hasta que absortos ya por el olor de todas esas cosas que a nosotros los lectores de un periódico tan nuestro nos entontecen, esos olores que huelen al periodismo comprometido, a la voz de los sinvoz, al débil contra el fuerte, etcétera, entonces llegamos y mordemos ya obnubilados, ya extasiados, donde quería nuestro amo: «Pisos de lujo».

Y entonces, si tenemos un segundo de lucidez, entendemos que todo empezó con ese tufillo que iban soltando al hacer reacción cadenas de palabras como «familia acomodada»; «luchó tanto por su niña»; «policía declinó informar»…

Y si podemos recobrar el sentido observaremos como hemos caído sin remisión, absortos, sobre la pieza cuyo corazón reventado quedó esparcido sobre estas líneas: «El edificio en el que ocurrió el accidente es un bloque de pisos de lujo, con una vivienda por planta -unos 250 metros cuadrados- y cámara de vigilancia en el portal.»

Una noticia a cuatro columnas con dos fotos en el cuadernillo de Madrid. Un domingo, 22 de noviembre de 2009.

Un titular para una conversación… ¿tú qué piensas?

Portada de el periódico El País 3-9-2009

Ejemplo de demagogia en un periódico hoy: «Los políticos preocupan más que el terrorismo, según el CIS».

He enviado este twit esta mañana con mezcla de indignación y sorpresa, como siempre me pasa cuando ‘mi’ periódico hace algo que no me gusta.

Y tras él, he comenzado una interesante conversación con @ikaitor, que espero que no se haya interrumpido… (hay qué ver lo fascinante que es tratar de decir muchas cosas en 140 caracteres. Para los charlatanes como yo es un ejercicio fantástico).

Aprovecho aquí para explayarme:

No es posible. Es metafísicamente imposible que a alguien (en España) le preocupe más un político corrupto que un terrorista. Es imposible porque nadie puede pensar que es mejor que le roben a uno que que le maten… no se puede. De hecho nadie lo piensa realmente. Otra cosa es que:

1- ETA ya no mate como antes

2- Los periódicos están últimamente llenos de casos de corrupción política

3- Sea razonable que ahora la percepción de los problemas del país basculen de uno a otro, según dé el aire

Para mí, lo preocupante es el subtexto, la ambigüedad que transmite ese titular:

La corrupción política (la de los maletines, las comisiones, los desvíos de fondos; porque hay otras corrupciones políticas de las que no se habla) es, al menos, tan mala como el terrorismo, según los españoles. Y eso, insisto, no puede ser. Nadie lo piensa realmente, porque es imposible pensar así. Como prueba de cargo, me remito al titular interior, que no tiene nada que ver con el de portada.

Es común echarle la culpa al político de todos los males, incluso de aquellos sobre los que no tiene culpa (ya se sabe piove?, porco governo!), pero se supone que el periodismo debe ayudarnos a comprender el mundo que nos rodea y no darnos las mismas pistas que podríamos sacar de la tertulia en un bar (con todos mis respetos a los bares, las tertulias y sus respetabilísimos asistentes). Y eso, creo, es lo que ha pasado con el titular de portada del diario El País hoy.

La autopsia de Michael Jackson… y del periodismo, en The Sun

«No importa la majadería, importan las comillas»… Uno de los grandes axiomas del periodismo actual (vía Arcadi Espada). Da igual qué estupidez se diga, lo importante es que lo diga alguien para poder ponerle unas comillas y sacarlo en un titular.

Y luego pasa lo que pasa…

Esto ocurrió hace unas semanas. Elijo un ejemplo de entre muchos otros, ya que la mayoría de los grandes medios cometieron el mismo error. Y lo que te rondaré, morena.
Primero esto… y minutos después esto otro…

La (mala) elección de la foto de portada de Michael Jackson en elmundo.es

Hay veces que deberíamos pensar más la foto que elegimos para ilustrar una notica. Hipótesis:

1. Se ha hecho sin querer. Mal

2. Se ha hecho aposta. Fatal

michaelJackson_elmundo

Los culitos de Letizia y Carla

Y a mí, (y se confirma que a otros también), que esta portada me parece lamentable, como mujer que soy, claro.

Portada del diario El País 28 de abril de 2009

Portada del diario El País 28 de abril de 2009

Ganar dinero con ideas utópicas y optimistas

Algunos comentarios y reflexiones de lectores han hecho que me detuviera unos minutos antes de seguir analizando el futuro de la prensa.  Sé que no es mi propósito aquí hacer digresiones, pero se me ha llamado optimista o utópico cuando planteaba mis propuestas, así que he supuesto que algo debía de estar explicando mal.

Para corregir el tiro voy a ser un poco cínico y haré constar lo siguiente: que el mundo sepa que, ante todo, lo que yo quiero es ganar dinero. Ganar dinero y arrasar: convertirme en el gran gurú de internet y que las mujeres me admiren y los hombres me respeten… y bueno sí, luego poderme retirar a una casita con chimenea con mi mujer y mis hijos a escribir de lo que me dé la gana. Pero para eso hay que dar con la tecla. Y ahí sí; ahí me convierto en, utilizando la terminología que se me ha aplicado, un utópico y un optimista. Por una razón sobre todo: creo que son las cosas que funcionan, o sea las que me harán rico y famoso (aclaro por no perder el tino).

En algún lugar alguien debió de escribir algún día algo como que era fundamental el estudio de las humanidades también para triunfar en la empresa y estoy convencido de que también le llamaron optimista. Seguro que hubo alguien por ahí tan loco como para afirmar que las madres eran buenos fichajes para un negocio y no un lastre como siempre se supuso, y también le tacharon de utópico. Pero… no se arredraron y expresaron su opinión y quizá triunfaron con ella.

Probablemente porque creían, como yo, que por causas aún desconocidas pero afortunadísimas, resulta que la bajeza de miras es un mal negocio y que tratar bien a tus empleados, confiar en ellos, aprovechar sus potencialidades, fomentar su creatividad es uno de los buenos.

Otra cosa es cómo hacerle ver eso a la gente que gestiona las empresas. Éso sí que es una utopía. No las propuestas. Las propuestas son válidas y funcionan en otros lados.

Quizá sólo hay que actuar… «sin esperanza, con convencimiento».